Dante, Divina Comedia, 5
Tras despertar de un desmayo sufrido por las penas contempladas
nuevas condenas, nuevos condenados
veía en cualquier sitio en que anduviera
y me volviese y a donde mirase.
Era el tercer recinto, el de la lluvia
eterna, maldecida, fría y densa:
de regla y calidad no cambia nunca.
Cerbero, fiera monstruosa y cruel,
caninamente ladra con tres fauces
sobre la gente que aquí es sumergida
Aquí se encuentran los condenados por el pecado de la gula. Habla con uno de ellos, paisano suyo y le pregunta el poeta por algunos de sus allegados y conocidos florentinos y le contesta que si sigue descendiendo por el Infierno podrá verlos.
A pesar de haber tenido una vida difícil, Dante no aprovecha la ocasión que le brinda su obra para cebarse con sus enemigos ni para magnificar a los amigos y procura ubicar a todos con un gran sentido de la justicia, quizás porque sienta que a él se le negó y comprende que la única manera de actuar en esta vida es siendo justo.
Siguen ambos con la ruta y se encuentran a la entrada del cuarto círculo con Pluto, el señor de las riquezas, que les increpa para que no pasen, aunque no lo consigue. Aquí se encuentran con los pródigos que "ningún gasto hicieron con mesura" y con los avariciosos, los dos grupos empujando enormes pesos con el pecho y atropellándose los unos a los otros. En este cerco nos dice que hay muchos tonsurados, religiosos, pero no habla de ninguno por su nombre. Prosiguen su camino sin prestarles más atención hablando de la Fortuna.
Descienden siguiendo el camino de agua hirviendo y negra de una fuente que rebosa y que llega hasta un pantano o laguna llamado Estigia. Ahí se encuentra el quinto cerco donde enfangados se golpean y muerden los condenados que han sido vencidos por la cólera, los iracundos y por debajo de ellos tragando fango los envidiosos.
Caminando alrededor del pantano ven unas luces y hasta ellos llega un barquero para ayudarlos a cruzar que los deja a las puertas de la ciudad de Dite. Los que iban a entrar se enojan al ver a Dante que está vivo y es Virgilio quien los calma, pero los demonios que custodian la puerta no atienden lo que les dice y les cierran las puertas y quedan esperando a un emisario divino que sera el que les despeje el camino para que puedan entrar en el sexto círculo. Una vez dentro ven campos llenos de fosas como sepulcros donde se consumen eternamente en el fuego los epicúreos y los herejes.
Es esta la primera ocasión en la que nos encontramos con el fuego en el Infierno.
Al abrigo de la peste que emana el lugar, Virgilio le cuenta a nuestro poeta que es lo que van a encontrar en los tres círculos restantes porque cada uno tiene diferentes divisiones.
Caminando alrededor del pantano ven unas luces y hasta ellos llega un barquero para ayudarlos a cruzar que los deja a las puertas de la ciudad de Dite. Los que iban a entrar se enojan al ver a Dante que está vivo y es Virgilio quien los calma, pero los demonios que custodian la puerta no atienden lo que les dice y les cierran las puertas y quedan esperando a un emisario divino que sera el que les despeje el camino para que puedan entrar en el sexto círculo. Una vez dentro ven campos llenos de fosas como sepulcros donde se consumen eternamente en el fuego los epicúreos y los herejes.
pues llamaradas hay entre las fosas;
y tanto ardían que en ninguna fragua,
el hierro necesita tanto fuego.
Es esta la primera ocasión en la que nos encontramos con el fuego en el Infierno.
Al abrigo de la peste que emana el lugar, Virgilio le cuenta a nuestro poeta que es lo que van a encontrar en los tres círculos restantes porque cada uno tiene diferentes divisiones.
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