Fedro, Fábulas, 5
El prólogo de su último libro nos cuenta sus razones para seguir escribiendo, a pesar de que había decidido terminar. A las fábulas ya escritas, no las llama de Esopo sino esópicas, que ni mucho menos significa lo mismo, y se reafirma en que seguirá componiendo en su estilo, aunque "valiéndome de cosas nuevas." El libro está dedicado a su otro amigo, Particulón. Unos caminantes y un ladrón Dos hombres caminaban despreocupados, cobarde uno, pero valiente el otro. Les asalta un ladrón y amenazándoles con darles muerte, les pide la bolsa. El valiente se abalanzó sobre él y le atravesó con su espada. Muerto éste, acude el compañero cobarde, desenvaina su acero y dice: Déjamelo que le haré saber con quien se las ha de ver. Entonces el que lo había matado, le respondió: me hubieses ayudado antes con tus palabras, y me habría sentido alentado creyendo que iban de veras. Pero ahora, envaina la espada y también esa lengua fanfarrona, y trata de engañar ...

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