Aristófanes, Las Ranas, 2


  El culto a Dioniso parece que vino de fuera de Grecia. Es el patrón de la agricultura y el teatro y es llamado a veces liberador porque libera al hombre de su ser normal mediante la locura, el éxtasis o el vino. También se le llama el nacido dos veces. Nacido de Zeus y Sémele, embarazada ésta quiso ver al dios en su figura original; obligado por un juramento, no puede evitarlo y con esa visión, Sémele es consumida por el fuego. Zeus saca al niño y se lo coloca en el muslo para que complete el tiempo de embarazo. Ahí es nada. En otro mito, son los titanes quienes siendo pequeño Dioniso, lo matan, lo descuartizan, lo cocinan y lo devoran; excepto el corazón que será lo que emplee Zeus para devolverlo a la vida. Por cierto que fulminó a los titanes y de sus cenizas nacimos nosotros. Es por ello que en el hombre se dan dos naturalezas la del titán y la dionisíaca.
  Divinidad protectora de la vida, símbolo del placer, del dolor y la resurrección. Su séquito estaba formado por las ménades, sus compañeras de orgía.
  Con esto podemos tener una ligera idea del carácter de las fiestas dedicadas a él. Se cantaban himnos en su honor imitando los lamentos por su muerte y la gente bailaba mientras un grupo de personas llamados coreutas daban vueltas alrededor del altar donde sacrificarían cabras en su honor primero pintarrajeados y más tarde disfrazados de sátiros, mitad hombres, mitad cabras.
  Posiblemente, por la necesidad de descanso en los cantos se eligió a alguien para que llenara esos huecos, el "protos", el primero. Con el tiempo éste pudo ser enfrentado con el coro en un conflicto verbal, "agon". ¿ Nos suena protagonista? Seguro que sí.
  Como siempre, el estado que no puede prohibir estas manifestaciones sobre las que no tiene control, las regula y con los elementos que la conforman, la transforman. Instituyen en las fiestas, eran varias a lo largo del año, unos certámenes trágicos. En época de Pisístrato, el primer galardonado lo fue el 536 a.C. y con la adición de las máscaras en las representaciones, éstas se hacen menos grotescas y más humanas.
  Los elementos de la tragedia serán los actores, al principio uno, el coro, la música, la danza, las máscaras y los coturnos, calzado con plataforma y tan amplios que servían para cualquier tamaño de pie. La tragedia nace ligada al culto, en ella lo importante es la actitud del personaje ante la fatalidad del destino que marcan los dioses, ante los cuales estamos indefensos. El bueno no tiene por que ser premiado ni el malo castigado en ellas.
  Los argumentos eran o míticos o heroicos. Los personajes son dioses o héroes lo que le da una grandiosidad pasional por la fuerza sobrehumana de los dioses. Los conflictos son extraordinariamente emocionantes y nos presentan problemas de orden moral y de conducta que no suelen tener solución y acaban con el protagonista derrumbándose ante la fatalidad divina.
Ésta lucha es la esencia de los conflictos en las tragedias griegas.
  El concurso se amplió a la comedia y a la lírica. Los trágicos debían presentar una trilogía que si era admitida se representaría desde la salida del sol hasta su puesta, te asignarían un coro y los ciudadanos más ricos, los que pagaban todas las liturgias, las celebraciones religiosas, se harían cargo de los gastos de la representación. El autor entrenaba al coro y lo dirigía. El hecho de dejar que otro lo dirija nos ha llevado a confusiones sobre quién es el autor de esa obra.
  Se comenzó con un actor pero Esquilo empleó a dos y Sófocles a tres. Número que no se amplió y que hacía que los actores representaran varios papeles. El coro recorre el camino contrario, va perdiendo protagonismo y ya con Eurípides es un elemento lírico para marcar los cambios en la escena.

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