Aristófanes, Las Ranas, 4
El esclavo dice que conoce un camino pero que necesita una soga, un banquillo... y que se cuelgue. También le sugieren la cicuta o tirarse de una torre. Baco le pide que le indique un camino más largo con fuentes, lupanares, posadas y las tabernas "con menos chinches". Se despiden y
Baco: Jantias, vuelve a cargarte el hato
Jantias: ¿ Antes de habérmelo descargado ?
Llegan al barquero Caronte y éste accede a llevar al dios pero obliga a su esclavo a rodear andando la laguna. Pone a Baco, poco acostumbrado a trabajar, a remar y le dice que se disponga a oir el "dulce" canto de las ranas.
Coro ranas: Repitamos los himnos que, en honor de Baco, entonamos el día de la fiesta de las ollas, cuando la multitud embriagada se dirige a nuestro templo del pantano.
En su honor, uno de los días se cocían todo tipo de legumbres como ofrenda y se bebía vino nuevo en la procesión a su templo, siempre situados cerca de alguna laguna.
Se reúnen de nuevo y ven un espectro enviado por Hécate, la diosa de la magia y de la brujería, para asustar a las almas de los hombres y que cambia de forma a cual más horrible:
Jantias: Horrendo, toma toda clase de formas, ya es un buey, ya un mico, ya una mujer hermosa
Baco: ( Escondido ) ¿ Dónde está ? Voy a salir a su encuentro
Jantias: Ya no es mujer, ahora es un perro
Baco: ¿ A dónde me escapo ?
Jantias: ¿ Y yo ?
Ven una multitud, éste es el verdadero coro de la comedia, los iniciados de los misterios de Eleusis. Fiesta en honor de Baco y Deméter que se celebraba todos los años en esa isla. Incluso cuando los persas no habían abandonado la zona llegó a celebrarse acudiendo la gente por mar. A pesar de ser miles sus seguidores, nadie desveló nunca en que consistían sus misterios.
Con ellos llegan hasta las puertas del palacio de Hades y da comienzo una situación de enredo como podemos ver hoy en una comedia de Hollywood o de nuestro teatro actual.
Llaman a la puerta y les abre Éaco, uno de los tres personajes que juzgaban a las almas en el infierno y confunde a Baco disfrazado con Hércules, quién robó al can Cerbero y comienza a lanzar amenazas sangrientas. Baco le pide al esclavo una esponja y se desmaya. Éste le reprocha que sea tan cobarde y su contestación es que "un cobarde hubiera quedado tendido sobre su propia inmundicia y yo me he levantado y me he limpiado". Chiste escatólogico a los que parece ser eran muy aficionados y que hacían reír al público.
Se van intercambiando el disfraz y cuando lo lleva el esclavo le ofrecen cosas agradables y cuando es Baco el que lo lleva, todo son insultos y amenazas. En esas vuelve Éaco y como Baco le confiesa quienes son y Jantias dice que el dios es él. Como no puede saber quién dice la verdad, Jantias le propone que los azote y el que se queje no será el dios. Puedo imaginar las risas del público viendo azotado a un dios, por eso y porque, aún hoy, nos reímos de algún tropiezo ajeno. Cómo no puede decidirse los lleva ante su "amo" para que lo haga.
Entra el coro dando consejos a la ciudad para su gobierno: Igualdad entre los ciudadanos y seguridad, derecho a defenderse (que no se respetó con los almirantes de la flota tras no poder, por una tempestad, recoger a los muertos tras la batalla de las Arginusas; que ganaron por cierto) y a no ser cicateros en la concesión de la ciudadanía porque en las circunstancias en las que se encontraban era una imprudencia. También hacen una crítica (recordemos que Aristófanes es un noble) de que se prefieran a hombres sin vergüenza, extranjeros, esclavos, bribones y advenedizos a los nobles buenos, justos y honrados.
Éaco y Jantias se entretienen contándose cuanto disfrutan mortificando y engañando a sus amos, alguna conversación podemos oír hoy sobre cómo está el servicio del hogar. Se ve que la cosa no ha cambiado mucho en dos mil cuatrocientos años.
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