Aristófanes, Las Ranas, 5
Al entrar oyen un enorme griterío por una disputa con la norma de palacio que dice que "todo hombre superior a sus émulos en las artes más nobles e importantes tienen derecho a sentarse en la mesa de Hades, hasta que llegue otro que lo supere". La disputa es entre Esquilo que ocupaba ese sillón y Eurípides, quien "con la ayuda de la canalla que pulula por el infierno, enloquecidos por sus dimes y diretes y demás sutilezas había sido aupado a él".
Jantias: ¿Y no lo apedrearon?
Ya sabemos que postura adoptará Aristófanes. De Sófocles nos dice que cuando llegó, abrazó a Esquilo y lo dejó disfrutar de su posición. Así que nombran a Baco juez para que decida a quien le corresponde el sitio en la mesa.
Coro: Se verá el titán rugir, con poderoso aliento, versos compactos (Esquilo), mientras el otro (Eurípides) mordiendo el freno de la envidia con su ágil y afilada lengua, arrojándose sobre las palabras de su rival, reducirá a polvo el producto de su inspiración vigorosa.
En la presentación de sus argumentos, el autor nos describe algunas de las características de algunas obras de ambos, resultando desprestigiado Eurípides, al que llega a llamar enemigo de los dioses. La acusación de impiedad, una de las imputaciones echas a Sócrates, podía llevar a la pena de muerte. También le censura que en sus obras hablen todos los personajes, mujeres, viejos, jóvenes, esclavos, artesanos y demás personajes que para él rebajaban la majestad de la tragedia. Y por supuesto critica los detalles y situaciones familiares de sus obras.
Nos dice que los personajes de Esquilo son valientes, de elevada estatura, que no rehuyen las cargas públicas y apasionados de los asuntos bélicos, no como los de su rival que son holgazanes, charlatanes y bribones. Un buen poeta, según él en boca de Esquilo, debe ocultar el vicio y no sacarlo a la luz y ponerlo en escena. Su obligación es enseñar sólo el bien y termina diciendo que las obras de Eurípides son inmorales.
Demoledor. Se comparta o no la opinión de Aristófanes, hay que reconocer que está bien estructurado y que conoce a la perfección la obra de su antagonista, más de lo que podemos decir de muchas rivalidades públicas hoy.
Bien, como la cuestión no queda clara, Baco pide una balanza para pesar unos versos de ambos. En las tres ocasiones ganará Esquilo por cuestiones como esta:
De Esquilo "Oh río Esperquio, oh pasto de los toros..."
De Eurípides "Oh si el Argos jamás volado hubiera"
Baco: Pesa más el de Esquilo
Eurípides: ¿Por qué?
Baco: Porque a ejemplo de los vendedores de lana, ha mojado su verso con un río y tu lo has aligerado poniéndole alas.
Como no llegan a una conclusión, pide la opinión de ambos sobre Alcibíades, un general polémico, nos encontramos al final casi de la guerra del Peloponeso. Y es declarado vencedor Esquilo, que puede partir con Baco al mundo de los vivos y que antes de marchar deja su asiento a Sofocles.
Comentarios
Publicar un comentario