Dante, Divina Comedia, 17
Me ha movido Beatriz desde mi puesto:
y si miras el círculo tercero
del sumo grado, volverás a verla
en el trono que en suerte le ha cabido.
Dante se da cuenta y agradece desde la distancia cuanto Beatriz ha hecho por él y Bernardo reclama su atención hacia el lugar donde una mayor luz aparece
pero mira hasta el último de los círculos,
hasta que veas sentada a la reina
de quien el reino es súbdito y devoto
Es la Virgen María y quedan extasiados los dos, Bernardo y nuestro poeta.
Absorto en su delicia, libremente
hizo de guía aquel contemplativo,
y comenzaron sus palabras santas
Explica a Dante cual es la disposición de las almas bienaventuradas en la rosa que forman las gradas y donde se encuentran algunos personajes como Benito, Agustín o Francisco, con el "san" delante de cada uno, Raquel, Judit, Sara o Rebeca. San Bernardo inicia un himno a la Virgen para rogarle que ayude a Dante a ver a Dios.
Y yo que nunca ver he deseado
más de lo que a él deseo, mis plegarias
te dirijo, y te pido que te basten
El poeta, fortificada ya su vista, la dirige a la eterna luz y distingue un triple cerco
Como aquel que en el sueño ha visto algo,
que tras el sueño la pasión impresa
permanece, y el resto no recuerda
En el primero ve la Trinidad, en el segundo, la efigie humana, de donde nace el deseo de conocer la unión de lo divino con lo mortal. Un fulgor aumenta su capacidad de ver y descubre el Misterio
En este punto le faltan las palabras y la fantasía para describirlo y la visión... acaba.
Faltan fuerzas a la alta fantasía,
mas ya mi voluntad y mi deseo
giraban como ruedas que impulsaba
Aquel que mueve el sol y las estrellas.
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