Aristófanes, Las Nubes, 3
No necesita más para querer ser uno de ellos. Aparece un grupo de discípulos, unos mirando al suelo y otros agachados y también son ridiculizados. Ni la interpretación de un mapa se libra del escarnio, ni tampoco Estrepsíades que con su actitud en estos lances queda como un idiota.
Aparece en escena Sócrates, descendiendo en una cesta y tras un diálogo sin sentido, nuestro protagonista le cuenta lo que quiere de él, que le enseñe a hacer discursos con el argumento "por el que no se paga nada".
Tras un rito de iniciación cómico, se invoca a las Nubes, de las que nos dice que son sus divinidades. Y es aquí dónde, el coro de mujeres caracterizadas de nubes, comienza a cantar y se van acercando a la escena. Sócrates, al que las Nubes llaman "sacerdote de las naderías más sutiles", niega la existencia de Zeus y explica los motivos de los rayos y los truenos. Afirmaciones como esa podían llevarte al ostracismo, exilio forzoso por un tiempo determinado, e incluso la muerte. Condiciones que todo el público podía conocer.
Oyen lo que el protagonista desea y se lo conceden. Le aseguran que nadie en la Asamblea hará prosperar más mociones que él...
Estrepsíades: No hagáis que proponga mociones importantes, que no quiero eso; quiero tan sólo volver la justicia en mi provecho y escurrirme de mis acreedores.
Así ve el autor a los seguidores de las nuevas doctrinas. Y nos va a decir además, en tono sarcástico, lo que están dispuestos a soportar por librarse de las deudas y causar impresión a sus conciudadanos. La retahíla de términos peyorativos es de tal tamaño que no recuerdo otra que se le parezca. Por eso no me voy a resistir a ponerla. El autor quiere dejar claro para todos, lo que son los seguidores de estos movimientos que comienzan a surgir en Grecia y su zona de influencia, y en lo que están dispuestos a convertirse.
Estrepsíades: ... les entrego éste cuerpo mío, para recibir golpes, pasar hambre, sed, sufrir un frío terrible o ser desollado; todo siempre que yo me vea libre de deudas y a los hombres les de la impresión de ser osado, hábil de lengua, atrevido, caradura, repugnante, urdidor de mentiras, ducho en pleitos, un código de leyes ambulante, un zorro, el ojo de una aguja (escurridizo), un tipo flexible, un hipócrita, un tío pegajoso, un farsante, un bribón que merece palos, un hijo de perra, un tipo retorcido, un incordio, uno al que no se le escapa nada.
Aristófanes era partidario de la enseñanza estatal y todo lo que no sea eso considera que es un peligro para la juventud y para la polis. No admite que haya que pagar por la educación porque sólo alcanzará a una minoría que se la pueda permitir y menos aún que ésta pueda ser empleada para engañar y saltarse las leyes, que es lo que considera que está pasando. Para él, un político que estudie la retórica debe ser una persona con un alma enrevesada. Cuando compuso la obra era muy joven, veintidós o veintitrés años, esta comedia es una de las primeras y tal vez no estuviera muy al tanto de lo que estaba sucediendo. Y no es de extrañar porque además de su discípulo Platón, también formaron parte de su círculo su amigo Antístenes fundador del pensamiento de los cínicos, y otro alumno suyo, Aristipo, fundador de la filosofía cirenaica (sobre el placer), de la que surgirá la de Epicuro. A esto le añadimos las tendencias anteriores como eleáticos o pitagóricos, las derivaciones de estos y los sofistas... si hoy, con toda la información que tenemos y la facilidad tan enorme para acceder a ella, tuviéramos que hacer un examen, tendríamos que hacer un gran esfuerzo para aprobar. Ignorar o confundir en el momento que todo esto se produce me parece de lo más normal,eso sin añadir otras cuestiones.
Los habíamos dejado con el protagonista deseando de formar parte del grupo. Es aceptado y Sócrates, antes de comenzar su instrucción, le hace varias preguntas para saber cómo es y que formación necesita. Es simplemente una parodia con preguntas grandilocuentes pero absurdas y respuestas de equívocos por no saber de que le está hablando. Estas situaciones las maneja muy bien y la prueba es que en el humor de hoy se siguen empleando, aunque no conozcamos al autor que las puso en escena hace veinticuatro siglos. "¿Tienes memoria? La tengo muy buena cuando me deben dinero y muy olvidadiza cuando lo debo yo."
Entran en el "caviladero" y comienza a hablar el corifeo, el director del coro. Aristófanes suele emplear el coro para cuestiones que trascendían a la obra y un poco al margen del argumento.
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