Maquiavelo, El príncipe, 6
Otra de sus ideas, para la conservación del principado, pasa por el tipo de ejército que se debe emplear. Las guerras, hasta ese momento, se han llevado a cabo en Italia con ejércitos mercenarios. Esas luchas eran incruentas entre ellos, ningún mercenario estaba dispuesto a morir por quien lo había contratado. Y la economía no sufría demasiado por esos vaivenes. Todo cambia cuando aparecen los franceses y los españoles y ven, horrorizados, la crueldad de la guerra. Dedica tres capítulos, del doce al catorce, y uno descolgado, el diez, a ese asunto.
Nos hace la distinción entre los que pueden reunir un ejército propio para presentarse en un campo de batalla, y los que necesitan la ayuda de otros. Lo primero que debe tener un príncipe para sobrevivir son fundamentos sólidos, buenas leyes y buenos ejércitos. Estos pueden ser propios o mercenarios, auxiliares o mixtos. Y sentencia que los mercenarios y los auxiliares son no sólo inútiles, sino peligrosos; desunidas, ambiciosas, sin disciplina ni fidelidad, "en la paz sufres su rapacidad y en la guerra la del enemigo". "Tu ruina se demorará lo que se demore el momento del ataque". Los auxiliares se tienen cuando las pides a alguien poderoso que te ayude. Pueden ser útiles pero terminan siendo perjudiciales. Si pierdes, acabas derrotado; si ganas, acabas siendo su prisionero porque están muy unidas y al servicio de otro.
Por lo cual, ningún principado estará seguro si no posee un ejército propio.
De todo esto se deduce que un príncipe, no debe tener otro objetivo ni preocupación que la de la guerra, su organización y su disciplina. La primera causa de la pérdida de un principado, es descuidar esta actividad, y la primera para conseguirlo es que la tengas de profesión.
Comienza el capítulo quince, por qué los hombres son alabados o criticados, y con él los más polémicos. Los de la actitud y el comportamiento de un príncipe con sus súbditos y amigos. Trata de tomar distancia diciendo que seguirá el criterio de otros; y critica el hecho de que se hable de estos asuntos imaginando repúblicas y principados que nunca han existido en realidad.
"Hay tanta diferencia entre cómo se vive y cómo se debería vivir, que el que no se ocupa de lo que hace, por preocuparse de lo que habría que hacer, aprende antes a fracasar que a sobrevivir".
Alguien que quiera hacer siempre de bueno, fracasará entre tantos que no lo son. Debe aprender a no ser bueno y utilizar esa capacidad según la necesidad.
Todos los gobernantes tienen cualidades que son motivo de críticas o alabanzas. Pero la naturaleza humana no consiente que se tengan todas buenas ni mucho menos observarlas en su totalidad. Aunque puede dejarse llevar por las malas sin demasiado temor. Cosas que parecen virtudes nos pueden llevar a la ruina, y otras que parecen vicios nos darán seguridad.
Otra visión pesimista del hombre, producto de su experiencia pero influida por su situación de desencanto en el momento de escribir esta obra.
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