Fedro, Fábulas, 1


   La fábula, como el resto de las manifestaciones artísticas y culturales griegas, fueron asimiladas muy pronto por el mundo romano. Ocasionalmente, algunos autores como Horacio, Cicerón o Apuleyo, la incluyeron en alguna de sus obras. Cicerón nos dice que "sería superfluo el empeñarnos en probar la utilidad, que de suyo traen las buenas fábulas; las personas fingidas que en ellas se introducen, son como espejos, en que se ve lo malo, para evitarlo, y lo bueno para abrazarlo."
   Pero el autor más destacado dentro del género literario de las fábulas, es Cayo Julio Fedro, un liberto nacido en Macedonia, según él, cerca del monte Peirio, sede de las Musas, aproximadamente en el año 20 a.C., era un esclavo de la casa de Augusto, traído muy joven a Roma, donde pudo recibir una educación esmerada en latín. Ya liberado, ejerció su actividad literaria durante los mandatos de Tiberio, Calígula y Claudio. Murió alrededor del año 50 d.C. pero no conocemos la fecha, siendo posible que muriese bajo el reinado de Nerón.
   De Fedro conservamos más de cien fábulas, recogidas en cinco libros. La novedad es que están escritas en verso, concretamente en lo que llamamos senarios yámbicos. Cada tipo de verso era aplicado a un determinado género literario.
   Un pequeño rodeo antes de continuar. La métrica griega y latina es cuantitativa, está basada en la repetición de un determinado patrón de sílabas. Unas son de duración larga y se representan con el signo - y otras de duración breve, representadas como U. La unidad más pequeña de la métrica se llama "pié". Hay diversos tipos, troqueo -U , yambo U- , dáctilo -UU y otros. Según el pié que predomine en el verso, éste será trocaico, yámbico, dactílico y los demás. Ahora bien, por el número de pies, no de sílabas, los versos son trimetros (tres pies), tetrámetros (cuatro), pentámetros o hexámetros (seis pies), pero si es yámbico se llama senario. Por resumir, podríamos hablar de un verso trimetro trocaico, o pentámetro trocaico, o un hexámetro dactílico (el de la épica) y demás combinaciones.
   Así que aunque algunos autores incluían fábulas en sus obras, Fedro prefiere seguir la tradición griega atribuida a Esopo pero, y en eso fue el primero, las escribió en verso con la intención de que fuesen leídas de forma autónoma.
   El estilo de su escritura es simple y claro, caracterizado por la brevedad, la variedad y el cuidado en la expresión, aunque también refleja en sus composiciones, intencionadamente, elementos del lenguaje hablado. Tal vez como homenaje a las clases populares y el mundo marginal en el que se crió. El contenido de sus fábulas tiene la doble intención de instruir a su público y al mismo tiempo, deleitarle con su lectura. A esta intención, hay que añadir la de la crítica sociopolítica que dota a su obra de cierto carácter satírico que no agradará a sus detractores.
   Fedro nos dice sobre la fábula, que fue inventada por los esclavos, temerosos del castigo por decir lo que sentían, y por eso lo enmascaran con la fábula y el tono de broma fingida y así evitar la reacción violenta del señor. En su obra se desarrollará el concepto de la protesta social pero dando al apólogo moralista popular la elegancia de la poesia.

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