Montesquieu, Cartas persas, 2


   Su obra más famosa, "El espíritu de las leyes", la escribió en su castillo, como ya hemos visto, "donde siento mis pies sobre el dinero", fue publicada en Ginebra, el año 1.748, con un enorme éxito, pero también de forma anónima. Habla de los conceptos de poder ejecutivo, legislativo y judicial y de la relación que deben tener entre ellos, creando una serie de contrapesos que los equilibre. Hoy casi todas las constituciones democráticas recogen la separación de poderes que propugnaba Montesquieu. "Es una experiencia eterna, que todo hombre que tiene poder, tiende a abusar de él". Entre gobernantes y gobernados existe un antagonismo esencial, el equilibrio es muy difícil y sólo se puede lograr a base de concesiones mutuas que limiten sus poderes.
   Los sectores más integristas iniciaron una persecución en toda regla de ésta obra, fue incluida en el Índice de libros prohibidos; los filósofos más combativos también la atacaron, la consideraban una propuesta demasiado tímida para la situación en la que se encontraba Francia. A pesar de todo, el éxito fue enorme y en muy poco tiempo vieron la luz un buen número de ediciones.
   Montesquieu muere en 1.755, en pocas décadas triunfará la Revolución Francesa y su constitución, consagrará la división de poderes como la forma de organizar el estado. Otra de las constituciones influidas por las ideas de Montesquieu, y cercana en el tiempo será la de los Estados Unidos, que adoptará el sistema antes incluso que la francesa.

   Aunque las Cartas persas se haya considerado una obra de juventud, contiene todos los elementos que volcará después en El espíritu y fundirá en ellas las costumbres, las ideas, el espíritu crítico, el filosófico, las curiosidades y la ideología. Así que no debe extrañarnos de que se las considere el prefacio intelectual de su gran obra.

   En su tiempo, la novela, era considerada casi un subgénero dentro de la narrativa en prosa, la primera obra que podemos definir como novela es de Cervantes. Y lo mismo podemos decir de la narración epistolar, que es el formato que Montesquieu elige para sus Cartas persas. El sistema no es nuevo, ya Ovidio lo empleó para su Heroida y Séneca con sus Cartas a Lucilio, pero en este siglo se sistematizará, tomará elementos de la novela y profundizará en los caracteres de los personajes. El género epistolar, permite una gran libertad en la presentación de los temas y a la vez, un buen método para enlazarlos. Tras la publicación de las Cartas persas, la producción de obras epistolares se dispara en Francia.

   Al principio no se las consideró que fuesen una novela, de ellas, sólo se apreciaba su contenido crítico e ideológico. La intriga del serrallo sería lo único en el terreno de la ficción, y tan sólo como una concesión al gusto orientalista de la época. Pero la realidad es que, Montesquieu, concede una gran importancia a la intriga del harén, convirtiendo su obra en una novela de suspense, porque es la acción la que sirve para enlazar los acontecimientos e impresiones de los protagonistas, que se irán sucediendo a lo largo del tiempo.

   Las Cartas persas están organizadas cronológicamente, de forma rigurosa y por ello, todas tienen fecha, del calendario lunar persa, pero mezclado con el gregoriano. La primera carta tiene fecha 15 de la luna de Saphar (abril) de 1.711 y la última del 11 de la luna de Rhamazan (noviembre) del año de 1.720, fecha en la que se terminaría de escribir; comienza cuatro años antes de la muerte de Luis XIV, y concluye, prácticamente, con el fin de la Regencia. Ciento sesenta y una cartas en algo más de nueve años. Los emisarios y los receptores serán diversos, aunque la mayoría de ellas tienen relación con los dos protagonistas: Usbek y Rica, y el que más será Usbek. Son los únicos personajes que quedan perfectamente definidos en sus caracteres, aparte de los personajes del harén, aunque estos lo serán por la atmósfera dramática y de suspense de la acción, y por darnos a conocer la vida en el serrallo.
   Aún así, Montesquieu, nos dirá al final de su vida que "las Cartas persas, no son una obra seria, sino el fruto de una conciencia que ejercía la crítica sobre todo y el veneno sobre nada".

   Podemos ver, en las Cartas persas, cuatro bloques:
   1º.- Viaje de Isfahan, Persia, a París. Las veintitres primeras cartas, aproximadamente un año, de marzo de 1.711 a mayo de 1.712. Nos cuenta los motivos del viaje y sus dudas. Nos da a conocer a los protagonistas y la vida en el harén y las primeras tensiones en el mismo.
   2º.- Últimos años del reinado de Luis XIV, desde la llegada a París, hasta que anuncia la muerte del rey, septiembre de 1.715. Sesenta y nueve cartas. Son las primeras impresiones de un país que van descubriendo con asombro.
   3º.- La Regencia. De septiembre 1.715 a noviembre de 1.720, sus análisis son más profundos, y cuando las reformas que se proponían fracasan, se convierte en la crónica de una desilusión que se transformará, hacia el final, en amargura. Son cincuenta y cuatro cartas.
   4º.- El drama del harén. Son las últimas quince cartas, el desenlace de una tragedia que se anuncia desde la carta II y termina con el anuncio del suicidio de Roxana en la CLXI.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Plinio el Joven, Epistolario, 8

Plinio el Joven, Epistolario, 24

Plinio el Joven, Epistolario, 19