Montesquieu, Cartas persas, 3
Con las Cartas Persas, lo que consigue es reunir y mezclar en una novela epistolar, con acierto, el desarrollo de una tragedia personal del protagonista, con la sátira de las costumbres, la crítica institucional, la moral y la teoría política de un experto en derecho.
Aunque esos temas van a ser tratados de forma dispersa en el epistolario, mezclados entre sí, pero siempre siguiendo la evolución del protagonista y su drama del harén, de manera que nos resultará su presentación muy natural a pesar de no estar agrupados.
Los protagonistas principales, Usbek y Rica, quedan bien definidos por su correspondencia, la más abundante. Setenta y ocho del primero por cuarenta y seis del otro, de ciento sesenta y una en total. A Rica le llamará la atención los temas más pintorescos y superficiales de la vida francesa, expondrá sus opiniones con menos reflexión y prejuicios que Usbek, que se sentirá atraído por los asuntos filosóficos, pensando y comparando lo que ve en occidente con lo que conoce de oriente.
En muchas de sus cartas, vamos a ver dos partes, en la primera, de tono cómico, se nos describe la escena con lo que dicen los personajes satirizados, para terminar con un breve comentario incisivo.
Hay que hacer una apreciación importante sobre Usbek, al fin y al cabo, en él es donde convergen todos los asuntos. Es el que más y mejor analiza y expresa su estado anímico, esos sentimientos que van cambiando, son los que le llevan al drama final en el harén. Llama la atención, que el crítico sensato y ecuánime de la sociedad francesa, se transforme en un tirano, que no se aplica las reflexiones que hace sobre los demás, en todo lo que se refiere a su posición en el harén. La denuncia que hace sobre las tiranías, no evita la suya propia, ni se corresponde con su violento ejercicio de autoridad en el serrallo, sobre sus mujeres y sobre sus eunucos, privados ambos de libertad.
Es por ello que podemos interpretar la relación de Usbek y el harén, tanto de forma literal, como en sentido alegórico. La acción ejercida sobre el serrallo, se transforma ante esta nueva visión, y se convierte en una alegoría del poder absolutista. El harén representa el Antiguo Régimen; las mujeres del serrallo son los súbditos; los eunucos serían los ministros y altos funcionarios; y el protagonista, el que ejerce el poder absoluto sobre ambos. A través de las cartas, podremos observar como son las relaciones de dominio en ese tipo de sociedades.
Si somos capaces de no olvidar este punto de vista, algunas cartas se convertirán en dos. Una, servirá a la acción y el desarrollo de la novela, y la otra conseguirá acercarnos al pensamiento de Montesquieu sobre la necesidad y el por qué hay que cambiar dichas sociedades.
Las Cartas persas comienzan con una introducción. Ni lo dedica, ni pide comprensión para su obra, "se leerá si es bueno, y si es malo... poco me importa que se lea". Su justificación por el anonimato, es despreocupada, "bastantes defectos tiene ya la obra para que también, presente a la crítica los de mi persona". Mi único oficio ha sido el de traductor y el de adaptarla a nuestras costumbres.
Lo cierto es que en su época, era fácil encontrar intelectuales encarcelados.
El primer grupo de cartas, veintitrés, lo forman las que envían y reciben durante el año que va a durar su viaje hasta París. Ya en la primera que envía Usbek, 15 de abril de 1.711, nos sitúa directamente en la acción, "quizás seamos Rica y yo, los primeros persas que, empujados por el ansia de saber, hemos salido de nuestro país renunciando a las satisfacciones de una vida tranquila, a fin de buscar con entusiasmo la sabiduría."
En otra, da instrucciones al jefe de los eunucos negros sobre cómo debe dirigir el serrallo, y con ello nos explica la vida en él. "Recuerda que yo te saqué de la nada". Pero tras su marcha, comienza el malestar en el harén, cartas III, IV, VII, de sus mujeres. Esto provoca la contestación de Usbek, carta XX, a una de ellas por una falta, en la que podemos ver el poder que tiene sobre el serrallo, "deberías estar agradecida por el sometimiento en que te hago vivir, pues sólo por él, mereces la vida", y el autor aprovecha para introducir a Roxana, la última esposa del protagonista.
A continuación, XXI, enviará otra al jefe de los eunucos blancos. Es una demostración de hasta donde llega su poder, lo que le permite oprimir y humillar a todos los que están por debajo suyo. "¿Acaso sois algo más que viles instrumentos que puedo romper a mi antojo; que sólo existís si sabéis obedecer; que no estáis en el mundo más que para cumplir mis mandatos, o para morir cuando yo lo ordene; que respiráis en tanto mi felicidad os necesita; y que no podéis tener otra suerte que la humillación, ni otra alma que mi voluntad, ni más esperanza que mi felicidad?
Demoledor. Podemos ver las dos caras de Usbek, que ya habíamos comentado, aunque hasta ahora, sólo hemos podido ver con claridad la del tirano violento. Por eso, me inclino a creer que en la historia del serrallo hay una doble intención, la propia del relato y la alegórica. Por eso, aunque triste, la diatriba de su pregunta, es una muy acertada definición de lo que representa el absolutismo, y queda claro cuales son las razones por las que hay que romper con el sistema.
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