Anónimo, Lazarillo, 3


   La obra comienza con un prólogo que, para algunos autores, nos ha llegado con una anomalía en el texto. El prologuista de la obra es el propio escritor que habla de su libro y que lo ofrece a los lectores. Yo por bien tengo, que cosas tan señaladas y por ventura, nunca oídas ni vistas, vengan a noticias a muchos y no se entierren en la sepultura del olvido. A continuación nos dice que su libro tiene dos niveles de lectura: pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto, los deleite. 
   Acto seguido introduce dos citas, una de Plinio y la otra de Horacio, y se extiende sobre ellas, cosa que imposibilita que sea Lázaro el que nos habla en el prólogo porque el autor es consciente del estilo de su creación y no sería creíble que el protagonista las conociera.
 
   Y todo va de esta manera: que, confesando yo no ser más santo que mis vecinos, de esta nonada, que en este grosero estilo escribo, no me pesará que hayan parte y se huelguen con ello, todos los que en ella algún gusto hallaren, y vean un hombre con tantas fortunas, peligros y adversidades.
    Para algunos autores, el prólogo acabaría aquí. Sus últimas palabras nos remitirían al título del libro, "La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades". Pero en las ediciones que nos han llegado, tras el párrafo anterior hay otro incluido en el prólogo:
   Suplico a Vuestra Merced reciba este pobre servicio, de mano de quien lo hiciera más rico si su poder y deseo se conformaran. Y pues Vuestra Merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, parecióme no tomarle por el medio, sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona, y también porque consideren los que heredaron nobles estados, cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto.

   Este último párrafo, no encaja con el resto anterior. El "yo" del escritor se dirige a los lectores hablando de su texto, y de repente, sin mediar motivo ni explicación, lo hace a un desconocido Vuestra Merced, ofreciéndole su pobre servicio porque dice que esa persona se lo ha solicitado. Ese nuevo "yo" no es el del escritor sino del personaje de Lázaro. No hay más que ver el siguiente párrafo colocado en el primer tratado de la novela: Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes... Ese pues es ilativo y enlaza con lo que acaba de decir en el párrafo anterior.

   No es probable que no tengamos los datos esenciales previos para comprender el texto. Así que puede ser que nos falte una primera parte, el argumento de la obra, que siempre se colocaba como breve síntesis, después del prólogo y antes del comienzo del relato. Al perderse, no habría separación entre prólogo e inicio, y algún editor que se dio cuenta de ello, creyó que la obra empezaba donde Lázaro dice su nombre, sin ver que antes ofrece sus servicios a quien pedía la información.

   Basta con colocar en su sitio ese "suplico a vuestra merced", para que la lectura nos resulte más coherente, es el comienzo del relato de Lázaro, es él quien se dirige a la persona que ha solicitado la información, y es él quien se ofrece a contarle lo que sabe. No dice que le escribe, y no puede decirlo porque no sabe escribir, ni ha ido a la escuela ni dice en ningún momento que haya aprendido a hacerlo. En el "se le escriba", se está dando entrada a un personaje intermediario necesario, el escribano, entre el analfabeto pregonero y la persona que ha solicitado su declaración.

 

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