Anónimo, Lazarillo, 5


    De esta obra podemos encontrar diferentes versiones, incluida algunas para niños, las hay en castellano antiguo, otras trasladadas, traducidas al castellano actual y otras con un lenguaje moderno que tratan de respetar la versión original, que será la que vamos a emplear.
 
   Tratado primero. Cuenta Lázaro su vida y cuyo hijo fue.
   Será un largo capítulo que comienza donde dice quien es, dónde nació y el nombre de su madre y de su padre, éste un molinero que es acusado y condenado por ladrón, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían. Desterrado, muere con su señor "en cierta armada contra los moros". Se refiere al desastre de los Gelves, ocurrido durante la segunda regencia de Fernando el Católico, en los alrededores de la isla de Yerba en Túnez en el verano de 1.510, se calcula que hubo 4.000 muertos de los 15.000 que componían la expedición, y esto debido al calor, la falta de agua y la inexperiencia de quien los mandaba, el primogénito del Duque de Alba.
 
   Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos por ser uno de ellos. Con lo que critica que en ese tiempo, lo importante no es ser bueno sino parecerlo. Marcha a Salamanca a cocinar y lavar ropa a los estudiantes; la madre conoce a Zaide, un trabajador negro en unas caballerizas que según Lázaro se dieron en conocimiento, Lázaro, al principio le teme por el color pero como les trae algo de comida termina acostumbrándose a él.
   Al cabo tiene un hermano, de color, que al ver a Lázaro y a su madre tan blancos, se asusta y llora al ver a su propio padre. Lázaro: ¿Cuántos debe haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mismos? Descubierto que también robaba, es azotado y lo obligan a no seguir con la madre de Lázaro, que tiene que irse a trabajar a un mesón con los dos niños.

   Por el mesón de La Solana, que así se llama, pasa un ciego que pide llevarse a Lázaro para que le ayude y si es así que lo recibía no por mozo sino por hijo. Aceptado esto, el ciego decide dejar Salamanca y entre llantos madre e hijo se despiden: Hijo, ya se que no te veré más. Procura ser bueno y Dios te guíe. Criado te he y con buen amo te he puesto; válete por ti. La sociedad del Renacimiento refuerza los valores nobiliarios y eclesiásticos, y acentúa el desprecio hacia el trabajo manual y las labores mecánicas, la diferencia fundamental entre ambas clases es la exacción de impuestos de los primeros, esto hace que la carga tributaria recaiga sobre los más débiles, los campesinos y los pobres, que hace que su vida se convierta en un infierno provocando una oleada creciente de mendigos, vagos y gente sin ocupación que se lanzan a los caminos, de un lugar a otro, en busca de alimentos. Situación muy común porque enseguida el poder tratará de impedirla con leyes y castigos.
   
   Al salir de la ciudad, ante unos toros de piedra, el ciego le pide a Lázaro que acerque a uno ellos el oído, que podrá oír un gran ruido, y al hacerlo le estrella la cabeza contra el toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, el embuste del ciego le saca bruscamente de su simpleza y le despierta a la realidad y la maldad del mundo. Necio, aprende que el mozo del ciego, un punto más ha de saber que el diablo. Verdad dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues sólo soy, y pensar cómo me sepa valer. De manera dolorosa ha comenzado su instrucción y su viaje sólo por la vida, yo oro ni plata no te lo puedo dar; mas avisos para vivir muchos te mostraré. Y fue así que, después de Dios, éste me dio la vida y, siendo ciego, me alumbró y adiestró en la carrera de vivir. 
   El ciego vive de las oraciones, en las que no cree y que dejan de decirse en cuanto la persona que las paga se aleja, "ciento y tantas sabía", Lázaro alaba lo bien que las recitaba, el tono que les daba y el rostro humilde y devoto que ponía al rezar, todo por conseguir la limosna de quienes le escuchan. Además, conocía ensalmos para resolver cualquier situación (mujeres que no parían, para las de parto, malcasadas, para todo tipo de apuros), y recetaba hierbas para los males. Todo para curar los miedos de un pueblo inculto y dado a las supercherías.
   Igual que con las oraciones, le pasa con la caridad de la que vive, que no la practica. Todo lo que les dan, es guardado en un saco con un candado. Lázaro nos define al ciego como la persona más astuta y sagaz del mundo, pero es un viejo avaricioso y cruel con el que comienza su odisea del hambre y su guerra de ingenio por la supervivencia. Espoleado por el hambre cose y descose el lateral del saco para acceder a la comida, el ciego no sabe cómo pero sí sabe que merman sus ganancias y se lo dice a Lázaro: En ti debe estar esta desdicha. Esta lucha de ingenio a la que tendrá que recurrir siempre, la podemos ver con la jarra del vino que el ciego bebe con las comidas. Al principio, como deja la jarra, Lázaro la puede coger y beber, pero el ciego se da cuenta y ya no la suelta, la solución es sorber con una paja. También lo nota y comienza a tapar la jarra, pues Lázaro le hace un pequeño agujero debajo y que tapará con cera para que no se note. Pero el ciego lo descubrirá, y en una ocasión en que Lázaro se encuentra bebiendo bajo la jarra, se la estrella contra la cara dejándolo herido y mellado para siempre. Desde aquella hora quise mal al ciego y, aunque me quería y regalaba y me curaba, bien vi que se había holgado del cruel castigo, además se burlaba de él cuando le lavaba las heridas con vino diciéndole: lo que te enfermó te da salud. 
   A partir de aquí, aunque Lázaro quiere perdonarlo, no puede hacerlo por sus burlas, el abuso y el maltrato al que lo sometía, que sin causa ni razón me hería.
   

   

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