Plinio el Joven, Epistolario, 6
Ese tipo de cartas que hemos comentado, son fruto del interés literario pero, me parece que también, son ejercicios para su adiestramiento en fórmulas ya establecidas de saludo, de cortesía, introducción de temas, agradecimientos y demás que le servirían para mejorar y aumentar su fama como orador. El envío de discursos (forenses), excepto en la 9,4 , suele ser empleado para darnos noticias sobre alguno de ellos y como previo al tema del que realmente quiere hablarnos o para que le aporten correcciones a los mismos como en 1,2 le pide a su amigo Arriano: el caso es que algo he de publicar, sin duda, y puesto que ello es así, me gustaría que fuese este discurso que ya está terminado (oyes aquí la voz de mi naturaleza perezosa). Otra carta pidiendo correcciones es 2,5 sobre un discurso perdido y que se conoce como "Pro Patria", seguramente forense en defensa de su ciudad Como, en mis otros discursos sometía a la consideración general de los hombres sólo mi conciencia y mi buena fe, pero en éste someteré a ella también mi amor a mi patria.
En 1,8 el tema central de la misma no será el discurso en sí que le envía a un amigo (probablemente "Sermo de bybliotheca ad Comenses"), sino la inauguración de una biblioteca en Como sufragada por él y la donación de fondos para su mantenimiento, para la cual había escrito ese discurso. Nos dice que prefiere gastar su dinero en educación que en otros asuntos como por ejemplo, el de organizar unos juegos con gladiadores.
En 3,13 nos habla de su discurso de agradecimiento al príncipe por su nombramiento como cónsul, el conocido como "Panegírico del emperador Trajano" y nos da su interpretación de cómo debe ser un discurso de este tipo; la 3,18 la dedica a las razones para escribirlo, aunque la primera de las razones sea su obligatoriedad.
También dedica algunas cartas a consultas sobre la idoneidad de los mismos y en 6,27, con motivo de la duda de un amigo sobre si solicitar honores para el emperador en un panegírico le responde: no estoy seguro de que deba aconsejarte que hagas lo mismo que yo. Yo preferí abstenerme, no exactamente de adulación, pero sí de actuación que pudiese parecer adulatoria... Por otro lado, las razones para hacer o no hacer algo cambian no sólo según la naturaleza de las propias personas, sino también según las circunstancias concretas del momento y las más generales del tiempo en que se vive. En la 9,1 responde desde la primera línea y nos deja claro el sunto: A menudo te aconsejé en el pasado que publicases lo antes posible esa obra que, ya fuese en tu propia defensa como contra Planta, habías compuesto. Y ahora que acaba de conocerse la muerte de éste, con mayor insistencia te exhorto a ello y te aconsejo que lo hagas...
Pero no sólo se envían discursos, también obras solicitando su parecer en 3,15 y 4,20 o agradeciendo los elogios 8,3 e incluso pidiendo que escriba algo que pueda incluir en su obra, como solicita Gémino para su "Historia de Roma" sobre Domiciano en 9,11.
Un enorme trasiego de correspondencia que nos deja entrever el interés por las cuestiones literarias que no acaba aquí como tendremos ocasión de comprobar.
Otra muestra de este interés serán las lecturas públicas que se hacían de esas mismas obras y para las cuales tanto se esforzaban, pero las veremos en el punto siguiente.
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