Plinio el Joven, Epistolario, 16


   No podemos dejar este asunto sin conocer su opinión sobre cómo actuar frente a algunas cuestiones relativas a los testamentos, rama en la que podemos considerarlo experto. En 4,10 a la consulta de un amigo sobre un legado a un esclavo que en el testamento no hay nada que indique que se le ponga en libertad: me dices que le ha asignado un legado en estos términos: "Para Modesto (el esclavo) al que he concedido la libertad"... A Modesto ni se la debe la libertad, puesto que ésta no le ha sido expresamente concedida, ni el legado, puesto que la testadora se lo ha dejado a su esclavo. A mí, sin embargo, este juicio me parece un error manifiesto, y por ello creo que nosotros, como si Sabina (testadora) así lo hubiese escrito expresamente, debemos hacer lo que ella por su parte creyó haber escrito... La comprensión de la verdadera voluntad de los difuntos, tiene fuerza de legítimo derecho a los ojos de unos herederos honrados. No es la única vez que se refiere a estos asuntos y siempre es de la opinión de respetar la voluntad del fallecido aunque la ley pueda eximir de su cumplimiento.
   La carta 5,9 habla de la polémica que se suscitó por la adopción de unas medidas respecto a los honorarios de los abogados, fijando el máximo que se podía cobrar en diez mil sestercios, cantidad  que debería ser abonada al finalizar el proceso, nunca antes ni durante el mismo. Hay que decir que Plinio renunciaba a cobrar por sus servicios como abogado. De todo esto, algo se podría imitar.
   En 5,13 nos lo aclara, en un juicio a un abogado acusado de no defender bien a su cliente, un tribuno de la plebe protesta porque los abogados vendan sus servicios, que otros traicionen a sus defendidos a cambio de dinero, de que se llegue a acuerdos con la parte contraria... ¡Cuánto me agrada pensar que, en todos los procesos que he defendido, no sólo he renunciado siempre a cualquier tipo de pacto, de regalo o de remuneración, sino incluso de cualquier tipo de presentes como prenda se amistad! Conviene evitar todo aquello que es deshonesto no porque se trate de algo ilícito, sino porque se trata de algo vergonzoso. Algo digno de imitar porque ni saliendo mal parados en las noticias los vemos avergonzados, todo lo más incomodados y algunos ni eso.

   Para aliviar un tanto el asunto de la ley, vamos a hablar de fantasmas, queda claro que el género epistolar nos permite hablar de cualquier tema, aún en medio de los más serios. Lo cierto es que los romanos eran muy supersticiosos y dados a creer en todo tipo de cuestiones, vamos a llamarlas mágicas. Así que no nos extrañe una carta en el tono de la 7,27 a un amigo: Tengo muchísimo interés por saber si crees que los fantasmas existen y tienen una consistencia real y una cierta voluntad, o si, más bien, crees que son meras apariencias, vanas imaginaciones fruto de nuestro miedo... Y pasa a contar varios casos. Me permito una digresión sobre el asunto; los primeros fantasmas que pude ver eran dibujados en una revista (el cómic de hoy) para niños que se llamaba TBO y se pronuncia tebeo y que durante años sirvió para denominar a ese tipo de producciones, estamos hablando de mi infancia en los años sesenta, y decía que se dibujaban cubiertos con una sábana blanca y cargados con cadenas. No somos conscientes de cuanto le debemos a los tebeos por habituarnos a la lectura (y muchas cosas más). Bien, he avisado que me iba "a ir por las ramas" pero volvemos a Plinio quien por mi parte, me siento inclinado a creer que existen... y pasa a contar tres historias fantasmales, pero lo que deseo destacar son los atributos con que los describe: En medio del silencio de la noche se oía un sonido metálico que, cuando se prestaba un poco más de atención, podía identificarse con un ruido de cadenas, primero lejano y luego cada vez más cerca. Seguidamente, aparecía un espectro: un anciano consumido por una extrema delgadez y cubierto de una terrible suciedad, de larga barba y cabellos erizados, que llevaba grilletes en los pies y cadenas en las manos, que agitaba al caminar... En la última de las historias: entraron en el dormitorio a través de las ventanas dos espectros vestidos con túnicas blancas... Cierto o no, hay cosas que no nos abandonan pase el tiempo que pase y se viva donde se viva.

   Otra carta "diferente" es la 3,5 que es la excusa para darnos a conocer el catálogo completo de las obras de su tío, Plinio el Viejo. En ella se nombran todas sus obras, de muchas es la única referencia que tenemos de su existencia, también nos dice el número de libros que ocupaba cada una y una pequeña reseña de las mismas. De la que conocemos como "Historia Natural" nos dice: Y una "Investigación sobre el mundo natural", en treinta y siete libros, obra extensa, erudita y no menos variada que el propio mundo natural. A continuación nos relata como su tío organizaba su día a día.

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Plinio el Joven, Epistolario, 8

Plinio el Joven, Epistolario, 24

Plinio el Joven, Epistolario, 19