Plinio el Joven, Epistolario, 19
Pero su auténtica pasión, no se cansa de repetirlo, es la literatura, y en particular la poesía. Lo cierto es que los pocos versos que nos han llegado son los que tuvieron cabida de algún modo en este Epistolario. En sus cartas alude a muchos poetas que eran contemporáneos suyos y a los que sólo conocemos por ellas, la composición de poemas era mayoritariamente entendida como una actividad de recreo, una ocasión para lucir sus actividades y que era practicada de manera generalizada por caballeros, nobles y patricios. Esta tradición volverá a aparecer en Europa de la mano de trovadores y sobre todo de las trovairitz, es decir de trovadoras, a finales del siglo XI. Mujeres de la nobleza que componían versos acompañados de música y a las que será preciso dedicarles un capítulo más adelante, y no sólo por la escasez (o arrinconamiento) de su número (el de mujeres) dedicadas a la producción literaria sino por su calidad y por los asuntos que tratan, sin duda una visión de la vi...