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Mostrando las entradas de septiembre, 2018

Plinio el Joven, Epistolario, 19

   Pero su auténtica pasión, no se cansa de repetirlo, es la literatura, y en particular la poesía. Lo cierto es que los pocos versos que nos han llegado son los que tuvieron cabida de algún modo en este Epistolario. En sus cartas alude a muchos poetas que eran contemporáneos suyos y a los que sólo conocemos por ellas, la composición de poemas era mayoritariamente entendida como una actividad de recreo, una ocasión para lucir sus actividades y que era practicada de manera generalizada por caballeros, nobles y patricios. Esta tradición volverá a aparecer en Europa de la mano de trovadores y sobre todo de las trovairitz, es decir de trovadoras, a finales del siglo XI. Mujeres de la nobleza que componían versos acompañados de música y a las que será preciso dedicarles un capítulo más adelante, y no sólo por la escasez (o arrinconamiento) de su número (el de mujeres) dedicadas a la producción literaria sino por su calidad y por los asuntos que tratan, sin duda una visión de la vi...

Plinio el Joven, Epistolario, 18

   Pero hay otra finca a la que también dedica una de las cartas para describirla, Los Tuscos (5,6), al sur de la provincia de Etruria y norte de Roma, al pie de los Apeninos. Aquí se extiende en describir lo saludable que es, las bondades de su clima y los campos que la rodean y la distribución de la casa; aquí se entretiene en describir las salas dedicadas al baño, vestidor y tres piscinas a diferentes temperaturas; era normal en las casa de los personajes poderosos disponer de baños aunque acudiesen también por cuestiones sociales y de costumbre a los públicos. En el caso de los Tuscos, sobre el vestidor, había una sala dedicada a los juegos de pelota, a los que tenían gran afición. También disponía de un hipódromo donde hacer ejercicios o dar paseos a caballo, en muchos lugares han sido colocados bancos de mármol... Al lado de estos hay pequeñas fuentes y por todo el hipódromo suena el rumor de los arroyos. Lo que destaca más de todo esto no es el lujo, que resulta eviden...

Plinio el Joven, Epistolario, 17

   De todo lo observado podemos deducir que su máxima aspiración, tras la de trascender a su tiempo, es llevar una vida ordenada retirado en una de sus villas en el campo. Es ahí donde puede disfrutar de su ocio haciendo las cosas que le gustan, cazar, escribir poesía, reelaborar sus discursos y revisar su correspondencia. Los medios siempre los tuvo, lo único que se interpone a su deseo es su inmenso sentido del deber y la responsabilidad que atribuye a su posición social.    Cree, sinceramente, que hay una edad, cuando uno se hace mayor, en la que se debe abandonar la vida pública y libre ya de ocupaciones dedicar su tiempo a uno mismo. Pero haciendo las cosas que él considera apropiadas y sanas a esa edad. De ahí sus elogios a los que así lo hacen. La carta 3,1 nos lo aclara: Por mi parte, me causa tanto placer la contemplación del curso regular de los astros, como la de la vida regular de los seres humanos, y en especial, de los ancianos. Pues mientras que en l...

Plinio el Joven, Epistolario, 16

   No podemos dejar este asunto sin conocer su opinión sobre cómo actuar frente a algunas cuestiones relativas a los testamentos, rama en la que podemos considerarlo experto. En 4,10 a la consulta de un amigo sobre un legado a un esclavo que en el testamento no hay nada que indique que se le ponga en libertad: me dices que le ha asignado un legado en estos términos: "Para Modesto (el esclavo) al que he concedido la libertad"... A Modesto ni se la debe la libertad, puesto que ésta no le ha sido expresamente concedida, ni el legado, puesto que la testadora se lo ha dejado a su esclavo. A mí, sin embargo, este juicio me parece un error manifiesto, y por ello creo que nosotros, como si Sabina (testadora) así lo hubiese escrito expresamente, debemos hacer lo que ella por su parte creyó haber escrito... La comprensión de la verdadera voluntad de los difuntos, tiene fuerza de legítimo derecho a los ojos de unos herederos honrados. No es la única vez que se refiere a estos asuntos y...

Plinio el Joven, Epistolario, 15

   A estas alturas de la narración ya podemos hacernos una idea de del temperamento de Plinio, sus ideas, o mejor dicho sus valores, anhelos y estilo de vida. A medida que se avanza en su lectura, lo vamos sintiendo como más cercano y casi que podemos prever su conducta en las situaciones que se le plantean y nos plantea. Yo creo que esto se debe tanto a la sencillez y sinceridad del tono con que se dirige a quienes considera sus amigos, los destinatarios nominales de las cartas e implícitamente a nosotros mismos (lectores futuros), como por la aparente cotidianidad de los asuntos, y por supuesto por su coherencia, consigo mismo y con su tiempo (aunque su actitud se adelante a su época en multitud de ocasiones).    Muchas de sus cartas tienen como origen o telón de fondo su labor como abogado o juez; también en su correspondencia nos da noticias de los discursos pronunciados por él en el ejercicio de dichas funciones. Desgraciadamente la inmensa mayoría de ellos s...

Plinio el Joven, Epistolario, 14

   El banquete solía celebrarse de noche, la cena, que era la comida más importante del día y se seguía un cierto protocolo en cuanto a los platos, numerosos si te lo podías permitir, y se seguía un orden jerárquico a la hora de situarse en la mesa, no sentados sino reclinados, parece que las mujeres si comían sentadas. Para que tengamos una idea de lo que podía suceder, Plinio en la carta 3,12 en la que acepta asistir a uno, hace varios ruegos a su anfitrión, el primero es que la cena sea sencilla y frugal, se llegaban cometer grandes excesos, tanto en el exotismo de los platos como por su cantidad y variedad, de tal manera que se habilitaba una zona denominada vomitorium, que podemos imaginar para que se empleaba, y ello con el fin de poder seguir comiendo. La moderación que pide la hace extensiva a la bebida, los vinos se servían al final de la comida, especiados porque era fácil que se agriaran y mezclados con agua, el puro se reservaba para las ceremonias religiosas, a s...

Plinio el Joven, Epistolario, 13

   Hablábamos de generosidad y ésta llega a perdonar las deudas a la hija de un amigo fallecido (2,4), llevado por el deber que me imponía la amistad con tu padre, he pagado ya a todos aquellos que eran, no digo más desagradables, pero sí más diligentes a la hora de reclamar su dinero, me he convertido así, en el único acreedor... Voy a ordenar que se registre en mis cuentas que la suma que tu padre me debía ha sido ya satisfecha por ti; a su suegro lo alaba y anima (5,11 y 4,1) por sus gastos en la mejora de su ciudad, sólo puedo suplicar a los dioses que te conserven tu carácter generoso... Él mismo (7,18), aprovechando que un amigo le pide consejo para ese asunto, nos cuenta lo que hizo para dotar de fondos un comedor para niños de su ciudad, Como. Lo curioso de esto es lo que se pregunta antes de explicarnos el procedimiento que siguió y que nos confirma lo poco que ha cambiado la administración de los bienes públicos: ¿Convendría que entregases estos fondos a la administ...

Plinio el Joven, Epistolario, 12

   Pero a quien más va a atacar en su obra es a un tal Régulo, Marco Aquilio Régulo, abogado como Plinio y con el que tuvo que compartir alguna defensa, tal como nos lo cuenta en 1,20 con motivo de darnos a conocer su opinión sobre los discursos en estos casos, que para él, no podía ser de otra manera, deben de ser largos. Este Régulo había sido informador y delator en los últimos (y peores) años de Nerón y en los tiempos de Domiciano, osea, un agente pagado por los emperadores para acusar con cualquier pretexto a los que se quería castigar, normalmente con la pena de muerte o el exilio, éste conllevaba la incautación de todos sus bienes, a los opositores al régimen. ¿Has conocido a alguien más cobarde o más rastrero tras la muerte de Domiciano que M. Régulo? No fueron peores sus infamias durante los años de aquél que en época de Nerón. Las cometió únicamente con mayor sigilo (1,5). Carta que nos relata su enemistad y los intentos de Régulo de congraciarse con Plinio tras su ...